PASO 1  
NOTAS DE UN DIRECTOR DE ARTE

Las ideas para una portada solían empezar con una reunión entre el director de arte (AD), el editor y otras personas responsables de la venta del libro. El equipo trabajaba con las sugerencias sobre la escena del autor, pero también tenía que tener en cuenta la marca, los otros títulos que se publicarían ese mes y el todo-importante intangible: lo que ellos sabían que el lector quería.

Con el concepto bajo control, el director de arte entonces completaría "el procedimiento de operación estándar" de notas de la portada para expresar el estado de ánimo, nivel de sensualidad, accesorios, poses y otra información para el artista. Una carta a menudo acompañada de notas para enfatizar exactamente lo que la portada necesitaba expresar. Los editores de Harlequin siempre han sabido lo que atrae a los lectores a una categoría de línea particular y cómo crear el hábito de comprar libros. Así la portada es una campaña comercial tanto como una ilustración; los detalles son importantes.

PASO 2
BOCETO PRELIMINAR

Basado en esas notas y materiales de referencia, el artista elaboraría varios bocetos preliminares para probar poses y opciones de diseños y paletas de colores. En el caso de Frank, estos eran trabajos pequeños (3X5” o 4X6”), rápidos y sueltos que él utilizaría para orientar la sesión de fotos y el diseño de la portada. Para obtener materiales de referencia específicos (escena de montaña, lugares internacionales, un tipo de casa) Frank visitaba la colección de recortes de la biblioteca local o utilizaba su propia colección de revistas Smithsonian y National Geographic.

PASO 3
SESIÓN DE FOTOS

Con los bocetos preliminares bajo control, el artista montaría una sesión de fotos utilizando modelos y accesorios para captar las poses y expresiones requeridos. En el caso de Frank, él también sirvió como fotógrafo, usando una Rolleiflex 4X4, trabajando en el estudio de Addie Passen en Union Square y más tarde en el de Michael Frost. De decenas de negativos, Frank seleccionaba 2 o 3 muestras ampliadas con diferentes grados de saturación para usarlas como punto de referencia durante el proceso de pintura. Encontrar los modelos adecuados y conseguir la toma correcta era crucial; el resultado podía hacer el trabajo considerablemente más fácil o presentar verdaderos desafíos.

PASO 4
EL BOCETO

Aunque un trabajo especial con expectativas altas de venta podía requerir una puesta en papel completa, (o comp, para abreviar) la mayor parte del tiempo el artista remodelaría 2 bocetos para el visto bueno del AD utilizando el material de referencia de la sesión de fotos. Estos se enviarían por correo o por fax al AD, a veces incluyendo fotografías de la pose de la sesión de fotos, después de lo cual el AD y el artista hablarían y harían cualquier cambio que fuese necesario. El ilustrador comenzaría la versión definitiva de su obra después de recibir la aprobación final del A.D.

PASO 5
GRÁFICO DEFINITIVO

Una vez que el artista había terminado la ilustración definitiva, la mandaban a Toronto. Hubo un tiempo en el que las obras eran enviadas físicamente por correo; más tarde, para ahorrar espacio y evitar que el producto se perdiera, el ilustrador mandaría dos transparencias 4X5 en color en su lugar. Una transparencia se archivaba y la otra se usaba en la producción de la portada. Excepcionalmente, el AD le pedía algún cambio y nuevas transparencias, pero Harlequin trabajaba con un equipo de profesionales habilidosos que sabían hacer el trabajo correctamente.

PASO 6
PORTADA FINAL

Con el material gráfico en mano, el equipo de arte añadiría el logotipo de la serie, el título del libro y el nombre del autor para crear una “portada completa”, y el autor finalmente podría ver qué aspecto definitivo tendría el libro para un lector potencial. La mayoría de las veces, todo el mundo estaba satisfecho.

Este proceso se repitió entre múltiples directores de arte y artistas como Harlequin que, por aquella época, publicaban más de 40 títulos por mes. Frank normalmente tenía que crear uno, o a veces dos portadas, a la vez, y frecuentemente trabajaba hasta tarde por la noche. Le llevaba mucho trabajo seguir el ritmo de los lectores que podían terminar una novela en un día; a veces la pintura apenas tenía tiempo para secarse.